“Jueves Santo, día de fiesta, estoy en un pequeño pueblo de
Zamora.
Y pasa un tractor,… y otro,….y otro.
Viernes Santo, día de fiesta. Pasa un tractor, y otro….y
otro. Uno era el hijo de Luis, ese hombre que siempre respetaba los días de
descanso y al que le iban bien las cosas, sacó una familia a delante, dio estudio
a sus hijos,….tenía un dinerillo en el banco.
Ahora, su hijo no descansa nunca de trabajar y sin embargo,
no se le ve que viva mejor que su padre…”
Esta pequeña historia, cuentecillo, llámalo como quieras, y
que se puede extender a todos los ámbitos laborales, es para reflexionar sobre
el cambio de paradigma de la sociedad actual con respecto al trabajo.
Ahora trabajamos sin respetar los tiempos, ya no somos “artesanos”,
hemos retrocedido a la época alienante de las inhumanas cadenas de montaje, a
la época en la que el trabajador no era dueño de su trabajo, y… en lugar de
mejorar las condiciones de trabajo del “tercer mundo”, hemos empeorado las
condiciones en nuestras fábricas y oficinas. ¿Alguien piensa seriamente que
esto es positivo?. Pero esto no es solo para el obrero, personalmente conozco a
varios amigos empresarios que no disfrutan al año más de 5 dias de vacaciones,
asi, ¿Quién quiere ser empresario?.
Quizás los principio de calidad, habría que aplicarlos ya no
solo a los procesos, sino, y sobretodo, a la idea fundacional del proyecto de
negocio, o lo que es lo mismo, la calidad ha de estar en el cimiento de
cualquier empresa. ¿Por qué no puede haber una empresa en la que todo el mundo
disfrute de su trabajo?. ¿Por qué en una empresa siempre tiene que haber malos
rollos?, ¿Quién lo ha dicho?. ¿Por qué si el jefe falta el caos se apodera de
todo?.
Contratando a personas motivadas, (que las hay), a personas
cualificadas (que las hay) y manteniéndolas motivadas,…. Mucho de lo comentado
se solucionaría.
LA CLAVE DEL EXITO EN CUALQUIER EMPRESA SON LAS PERSONAS.