miércoles, 1 de noviembre de 2017

Que aportan los líderes que juegan sucio

Cuando la ética se deja de lado para conseguir ciertos objetivos empresariales, el precio que paga la compañía puede ser muy elevado. No se trata solamente de los riesgos reputacionales que algunos comportamientos pueden generar, sino también de cuestiones como la productividad o la fidelidad de los empleados.

El columnista Geoffrey James ha publicado un artículo en el portal Inc.com en el que comparte los resultados de una nueva investigación realizada por el profesor Robert B. Cialdini, autor del bestseller "Influence at work". Los resultados de las nuevas investigaciones lideradas por Cialdini, que todavía no han sido publicadas, muestran cómo la ética puede impactar en el desempeño de una compañía.


En su artículo, Geoffrey James sintetiza algunas de las correlaciones clave que Cialdini ha puesto de relieve:

Las trampas y los engaños arruinan la productividad

Los resultados de las investigaciones de Cialdini señalan que las trampas y los engaños arruinan la productividad. Dos experimentos y dos estudios realizados por el profesor estadounidense han permitido concluir que los equipos liderados por directivos que toleran malas prácticas obtienen resultados peores que aquellos que están liderados por directivos con comportamientos éticos. Puede ser que los primeros ganen (porque han hecho trampas), pero sus resultados son peores que los de los segundos.


Las malas prácticas ahuyentan a los mejores trabajadores

En segundo lugar, Cialdini concluye que las malas prácticas ahuyentan a los mejores trabajadores. El porcentaje de empleados que desean cambiar de equipo es significativamente mayor en el caso de los grupos dirigidos por líderes que toleran malas prácticas que en el de los grupos en los que se mantienen los comportamientos éticos. Si se tiene en cuenta el coste que supone perder a un buen empleado que ya está formado y tiene experiencia, puede entenderse que el juego sucio puede ser un mal aliado para los directivos.


Efecto boomerang 

Por último, las investigaciones de Cialdini señala que cuando los líderes mienten o toleran malas prácticas, se convierten también en víctimas de ellas. Es decir, cuando los directivos hacen trampas, incrementan las probabilidades de que sus empleados también se las hagan a ellos.


Moraleja

En palabras de Geoffrey James, "las investigaciones de Cialdini contienen un importante mensaje para los emprendedores, los propietarios de las compañías y los jefes en general: si te sientes tentado a hacer trampas, no las hagas". Como se sugería al principio, no es únicamente la reputación corporativa lo que está en juego.


Fuente: http://www.compromisorse.com/


Y a tí, ¿en que escenario te gusta más trabajar, en el de la mirada en el horizonte o en el de la mirada de reojillo?


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